a) Integridad: el
fundamento de la profesionalidad
Los auditores y las personas que
gestionan un programa de auditoría deberían:
— desempeñar
su trabajo con honestidad, diligencia y responsabilidad;
— observar y
cumplir todos los requisitos legales aplicables;
— demostrar su
competencia al desempeñar su trabajo;
— desempeñar
su trabajo de manera imparcial, es decir, permanecer ecuánime y sin sesgo en
todas sus acciones;
— ser sensible
a cualquier influencia que se pueda ejercer sobre su juicio mientras lleva a
cabo una auditoría.
b) Presentación imparcial:
la obligación de informar con veracidad y exactitud
Los hallazgos, conclusiones e
informes de la auditoría deberían reflejar con veracidad y exactitud las actividades
de auditoría. Se debería informar de los obstáculos significativos encontrados
durante la auditoría y de las opiniones divergentes sin resolver entre el
equipo auditor y el auditado. La comunicación debería ser veraz, exacta,
objetiva, oportuna, clara y completa.
c) Debido cuidado profesional:
la aplicación de diligencia y juicio al auditar
Los auditores deberían proceder con
el debido cuidado, de acuerdo con la importancia de la tarea que desempeñan y
la confianza depositada en ellos por el cliente de la auditoría y por otras
partes interesadas. Un factor importante al realizar su trabajo con el debido
cuidado profesional es tener la capacidad de hacer juicios razonados en todas
las situaciones de la auditoría.
d) Confidencialidad:
seguridad de la información
Los auditores deberían proceder con
discreción en el uso y la protección de la información adquirida en el curso de
sus tareas. La información de la auditoría no debería usarse inapropiadamente
para beneficio personal del auditor o del cliente de la auditoría, o de modo
que perjudique el interés legítimo del auditado. Este concepto incluye el
tratamiento apropiado de la información sensible o confidencial.
e) Independencia: la
base para la imparcialidad de la auditoría y la objetividad de las conclusiones
de la auditoría
Los auditores deberían ser
independientes de la actividad que se audita siempre que sea posible, y en
todos los casos deberían actuar de una manera libre de sesgo y conflicto de
intereses. Para las auditorías internas, los auditores deberían ser
independientes de los responsables operativos de la función que se audita. Los
auditores deberían mantener la objetividad a lo largo del proceso de auditoría
para asegurarse de que los hallazgos
y conclusiones de la auditoría estarán basados sólo en la evidencia de la
auditoría.
Para las organizaciones pequeñas,
puede que no sea posible que los auditores internos sean completamente
independientes de la actividad que se audita, pero deberían hacerse todos los
esfuerzos para eliminar el sesgo y fomentar la objetividad.
f) Enfoque basado en la
evidencia: el método racional para alcanzar conclusiones de la
auditoría fiables y reproducibles en un proceso de auditoría sistemático
La evidencia de la auditoría debería
ser verificable. En general se basará en muestras de la información disponible,
ya que una auditoría se lleva a cabo durante un periodo de tiempo delimitado y
con recursos finitos. Debería aplicarse un uso apropiado del muestreo, ya que
está estrechamente relacionado con la
confianza que puede depositarse en
las conclusiones de la auditoría.